“Bailar el Tango es caminarlo”, nada más cierto que esto y nada más complejo por que de ésta aparentemente simple afirmación se desprenden todos los aspectos fundamentales que caracterizan al baile: postura, equilibrio, abrazo, musicalidad, elegancia, simpleza para poder disfrutar con seguridad del abrazo y la compañía del otro. No es poco verdad?
En esa línea y tratando de aportar algo de nuestra experiencia para la defensa de la importancia del tango como baile de abrazo es que nos ocuparemos de lo que a nuestro entender es importante que “ELLOS” sepan y tengan en cuenta a la hora de recibir una clase o de bailar en la milonga ya que (y esto no es novedad para nadie) el hombre es el que carga con la mayor responsabilidad y complejidad en el baile.
El Tango NO ES para los impacientes, caminar no es fácil, lograr seguridad, equilibrio, musicalidad, elegancia toma su tiempo, pero si se deja la práctica y la auto-observación sobre nuestra forma de caminar y de los movimientos básicos y desplazamientos en forma prematura para pasar a secuencias y movimientos complejos, seguramente los defectos que no hemos limpiado nos pasaran la factura más adelante y esos vicios de baile y postura serán difícil de quitar, no solo porque estarán arraigados en nuestras maneras sino que también ,y esto es lo más grave y lo más común, a medida que se avanza en el baile también parece que desproporcionadamente crece esa TARA que denominaremos EGO DEL BAILARIN tan perjudicial en el medio de la milonga y tan común lamentablemente. En fin… Hombres, a reafirmar la base y sobre todo PACIENCIA.
Buena postura para tener mayor y mejor equilibrio, de esa buena postura depende mucho la calidad del abrazo, la suavidad de la pisada, el control del propio eje pero por sobre todas las cosas no basar el propio equilibrio en la mujer y viceversa…nuestro lema permanente en las clases es “mínimo esfuerzo, máximo rendimiento” ¿Cómo se logra? …postura, equilibrio, auto-observación pero por sobre todo “tendiendo en cuenta con suma responsabilidad a la mujer” “ hacia donde le proponemos ir con la marca y como resolvemos ese movimiento de la manera más fácil y delicada, sin jaloneos, tirones, imposiciones ni prepotencias y algo muy importante: nunca efectuar en la milonga un paso o movimiento si no se está seguro de cómo realizarlo o si la mujer que me ha confiado su disfrute está capacitada para ejecutarlo, para eso está la clase, conclusión : la mujer no es un campo de experimentación y mucho menos un muñeco de pruebas… Y una cosa más, no hay peor cosa para una mujer que sabe entregarse al baile que traten de enseñarle el pasito que aprendieron la última clase mientras está sonando por ejemplo. un “Di Sarli” que la está transportando fuera de este mundo, POR FAVOR…A BAJARSE DEL EGO Y NO HAGAN DE PROFESORES EN LA PISTA DE LA MILONGA ¡¡ESO NO ES DE CABALLEROS!!!!.